domingo, 29 de septiembre de 2013

Los talladores chiquitanos ofrecen su arte en la feria

En la Fexpocruz, no todo son grandes negocios o millones de dólares, la vitrina comercial es también un espacio para los creadores y artistas innatos como Juan Tubarí, proveniente desde San Ignacio de Velasco, con sus hábiles manos desde hace 20 años labra la madera del “toborochi”, hasta lograr finos trabajos de máscaras y cuadros que retratan la religiosidad del arte chiquitano.

"Yo soy un artesano que le da uso a la madera del toborochi. Con esto sostengo a mi familia y esta feria me ayuda a ganar uno ingresos que en un año me es difícil reunir", señaló.

Arte e ingresos. Para el artista autóctono Armando Landívar, un experto en el tallado de madera de San Ignacio de Velasco, la Expocruz es un sitio durante el año, oportuno para mostrar su arte y al mismo tiempo para generar buenos ingresos por la venta de sus cuadros, cuyo costo oscila entre 600 y 5.000 bolivianos.

"Con esta versión son 14 años que vengo participando con mi trabajo del arte de tallar madera. Hago esculturas en madera como cuadros religiosos, portadas de los templos jesuíticos y todo lo que signifique un atractivo para el turista. Es un medio de ingreso imperdible y esta feria es una gran vitrina", aseguró.

Una variedad. Igual que Landivar, los tradicionales talladores están en extinción. El pabellón de la mancomunidad chiquitana cuenta con muestras como los bordados y las camisas chiquitanas junto a los horneados.

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